Y con el tiempo, las cosas fueron tomando forma.
No siempre la forma que una imagina cuando empieza a ilusionarse, pero sí la forma que necesitaba para entender mejor.
Aprendí que no todo lo que conecta está listo para sostenerse, y que a veces dos personas pueden encontrarse en momentos distintos del camino. Sin culpas. Sin errores. Simplemente con ritmos, tiempos y procesos que no siempre coinciden.
Hubo charlas lindas, silencios que invitaron a pensar, momentos que despertaron esperanza y otros que trajeron preguntas. Y aunque no todo fue claro, sí fue honesto desde el lugar que cada uno pudo habitar. Eso también tiene valor.
En el medio de todo eso, algo importante pasó: empecé a escucharme más. A prestarle atención a lo que sentía mi cuerpo, a lo que necesitaba mi corazón y a lo que ya no quería ignorar. Entendí que cuidar mi paz no es cerrarme, sino respetarme.
Hoy puedo decir que me quedo con lo bueno. Con lo que me hizo sentir viva, con la ilusión que volvió a aparecer, con la certeza de que todavía soy capaz de abrirme sin perderme. Me llevo aprendizajes suaves pero profundos, de esos que no hacen ruido, pero cambian la forma de mirar.
No sé en qué terminará esta historia ni si la vida nos volverá a cruzar en otro momento. Tal vez sí, tal vez no. Entendí que no todo tiene que definirse ahora para haber sido real.
Sigo creyendo en los vínculos que se construyen con presencia, con cuidado y con coherencia. Sigo creyendo en el amor que suma calma, no confusión. Y también sigo creyendo en mí, en mi manera de sentir, de entregarme y de elegir desde un lugar más consciente.
Hoy agradezco.
Por lo vivido, por lo sentido y por lo aprendido.
Por lo que fue y por lo que no llegó a ser.
Porque incluso cuando algo no se queda, puede dejar luz.
Aunque a veces todavía me sienta en caos.
Aunque haya días en los que el corazón se siente apretujado, sensible, con ganas de entender lo que todavía no termina de acomodarse.
Aunque duela soltar una idea, una ilusión o una posibilidad que parecía linda.
Pero incluso ahí, en ese desorden, sigo eligiéndome.
Sigo siendo honesta con lo que siento, sin negarlo ni taparlo con frases bonitas.
Entendiendo que sanar no es estar bien todo el tiempo, sino permitirme sentir sin perderme.
Y eso, aunque duela, también es una forma de amor.
Y aunque hoy elijo soltar con amor,
para ser sincera, hubiera deseado que fueras my happy ever after..

Deja un comentario